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miércoles, 13 de febrero de 2013

INVITADOS DESCONOCIDOS


Obra de Misericordia - 


Porque tuve hambre y ustedes me alimentaron; tuve sed y ustedes me dieron de beber. Pasé como forastero y ustedes me recibieron en su casa. Anduve sin ropas y me vistieron. Estuve enfermo y fueron a visitarme. Estuve en la cárcel y me fueron a ver" (Mateo 25, 35-36)








Nunca medité como podía realizar alguna de estas acciones, ni tan siquiera imaginé como llevarlas al uso, (puestos a reflexionar mucho menos, que tales acciones las necesite mi persona).

Verano, entrando casi en  otoño, dando mi paseo habitual , oí mi nombre, alguien de mi familia seguro, los demás, por deseo mío se dirigen de otra manera a mi,  busque alrededor; nadie,  bien, me habré equivocado, continúe el paseo con Baxter,  él, llegó a nuestra casa por petición de mi hijo, (desde un albergue ), ese  y que daba igual la raza mientras no creciera mucho, fueron unas de las objeciones que impuse y explique a mi hijo. Me escuchaba con mucha atención, como no, se jugaba el tener o no su mascota:

-  no importa la raza (pedigrí o no, mejor un chucho)
-  habiendo muchos animales abandonados que un día tuvieron hogar, le damos una oportunidad
-  es una obra de caridad
- No  hable de la eutanasia,  final de los que nadie quiere.

Mi vanidad subía y subía, convencida de estarle transmitiendo, importantes valores

Bien, fue él, Baxter, quien me condujo al que pronunció mi nombre, mi hermano, que trasteaba con el motor de su coche, nos saludamos y advertí que dentro había dos personas desconocidas para mi, esperé a que él se explicara ; sí, me extrañó que permanecieran tan quietos, y percibí rigidez en sus cuerpos o tensión, no sé;  me armé de paciencia, con él todo tiene que ser así; me pidió que con una botella le echara agua en sus manos  manchadas, se lavó e igualmente de despacio se secó. No importune su silencio, ningún comentario trivial, ninguna pregunta…conociéndole, sabía como actuar.

- ¿Qué hay? ,Mari Tere.

- Bien, no te ví, si no es por Baxter.

- Me alegro, aquí, una tontería del motor, ya esta arreglado.

 Mientras me hablaba en su lento ritmo para todo,  acariciaba al perrillo y con la cabeza agachada comenzó, …vengo del Puente de Segovia (creo recordar) hay muchos inmigrantes en condiciones completamente penosas, les compre bocadillos, cigarrillos y ayude a los que pude, en responder a sus muchas preguntas.

- Te voy a presentar a estos dos… “amigos” que hoy traje a casa,  no es la primera vez que voy. Con ellos he hablado en  más ocasiones, llevan más tiempo, no saben absolutamente nada de español, pero tú entiendes algo de Francés.

Pronunció sus nombres (inmediatamente hubo estado de alerta en ellos) y  les dijo que bajaran, os voy a presentar a mi pequeña hermana (eso era fácil de entender) y así con un inicio tan atípico, tras un rato de intercambio de saludos, mucho más gestuales que verbales; me escuché:  pregúntales si desean tomar algo en mi casa, mientras él traducía yo repasé que les podía ofrecer de beber, si, tranquila, me queda fanta de naranja suficiente.

Un hombre blanco, dos hombres negrísimos, mi perro y yo caminábamos hacia mi casa, ese era mi pensamiento, veía la imagen como si fuera una película y la  secuencia se tomará desde una cámara muy alta, comencé a inquietarme, ¡que atrevida¡, son completamente desconocidos y les llevo a mi casa, ahí, sí, nos pueden hacer daño, ahí, estaremos indefensos; rápido busque una solución, podía cambiar la invitación e ir al bar que hay enfrente de mi casa, NO y NO me dije, fuera miedos hay que ser buena persona.

Ya estábamos todos instalados en casa, ellos, con su vaso de naranja y nosotros con agua, no tenía nada más para ofrecerles.

Entablaron una conversación donde yo quedaba exenta, estaba alerta y deseaba que se fueran, tuve tiempo para  observar muchos más detalles, sobre su aspecto: comportamiento, modales, manos, uñas, ropa, calzado, la modulación de la voz etc.  y de que manera iban acomodando su cuerpo al sillón. Llegado un momento, mi hermano les adelantó que iba a dirigirse a mí,  para contarme algo de sus vida; llegaron como muchos otros en una barcaza, teniendo que pagar por ocupar un sitio, habían viajado desde muy lejos, Camerún,  albergando esperanzas… imaginar el resto no era tan difícil.

De nuevo, aún con mis temores y desconfianza,  había tomado la decisión de invitarles, en esta ocasión a cenar. Tenía un tapper con sapguettis  del medio día y pensé en un par de huevos fritos a cada uno, aun así, fui al frigorífico para cerciorarme si había cantidad suficiente o tenía algo más.

Llamaron a la puerta, mi hijo Víctor, venía a beber agua, les presente y cuando se marchaba le di dinero para que trajera una barra de pan, mi hermano, dijo, ahora vuelvo y se fue al mismo tiempo que mi hijo.

Ellos quietos y en silencio, yo intentando saber si tenían hambre y les apetecía lo que yo les podía ofrecer, para ello directamente les enseñe los spaguettis y los huevos, si, si, gracias, y con rapidez recalenté la comida y freí huevos. Víctor si, había vuelto con el pan, mi hermano aún no. En una bandeja a cada uno les serví; demasiado silencio, se les oía comer y puse música para apaciguar los ruidos y también un ambiente más distendido, no hablaron nada , solo comían, les ofrecí otro huevo frito y asintieron, se lo comieron con gusto y si hubiera puesto mas cosas, mas que hubieran comido, pero hasta ahí, no mas, llegaba la idea de mi invitación, bueno y un cigarrillo a cada uno.

Recogí, y limpié.

Ya  no sabía que hacer, solo deseaba que se fueran de mi casa, que volviera mi hermano, que no viniera mi hijo.

Ya estaba todo hecho: “dad de comer al hambriento y agua al sediento…”

Cogí mis llaves y les indique que me siguieran, salimos de nuevo a la calle, el perro también, era necesario, el poco nexo de unión venía a través de él,  los juegos y caricias que recibía de nosotros tres. Los pasos nos llevaban a donde estaba el coche, y menos mal allí seguía.

Me estaba ya despidiendo de ellos, cuando volvió mi hermano, quede más tranquila.

Sola y tranquila en casa de nuevo, analice cuanto había ocurrido, en absoluto sentí satisfacción ni similar, desde ese encuentro CUESTIONO MUCHO MI CALIDAD HUMANA.




Creer que ser ateo te
Hace inteligente e interesante,
Es como creer que ser religioso
Te hace buena persona.


- Obra de Misericordia 




Autora:
tRamos













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