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miércoles, 6 de marzo de 2013

LA MALETA ROJA




Cuando se teme a alguien
es porque a ese alguien le hemos concedido
poder sobre nosotros.

                                                                                                                               Herman Hesse  





Sobre la amplia mesa, voy preparando todo lo que necesito para esa reunión, la anfitriona, esta haciendo una limonada fresca en su cocina, prefiere hacerla ella misma, le da un toque, que sus amigas elogian y  - ella adora los elogios -.

Mi persona,  se vuelca en  preparar la reunión de Tupper Sex, lo primero que pongo en el lateral de la izquierda, es publicidad :

"...La Maleta Roja y la obra El Manual de la Buena Esposa te ofrecen la posibilidad de ir al teatro y ahorrarte un dinerito como buena espectadora..."

El MANUAL DE LA BUENA ESPOSA es una comedia que habla, fundamentalmente, sobre la mujer española, en el Teatro Lara,  pero también habla de las relaciones matrimoniales, la educación, el deporte, etc.,

Esta publicidad, me está llegando a ser necesaria  para hacer la introducción desde el intelecto, es pura estrategia para ir directa a sus mentes y dejar la maleta roja en último plano

Continúo con arte y delicadeza, según mi propio criterio,  colocando los productos hasta estar convencida que por líneas de marketing y mi experiencia, ese “escaparate” logrará una imagen respetable.

Aún es pronto, podemos mantener una charla e ir disfrutando de una agradable conversación, ella me invita a uno de los sofás cerca de la chimenea, que   no tiene ninguna utilidad , está dentro de una decoración minimalista, como el resto del recién adquirido palacete.

La conversación se va centrando en la obra , por deseo de ella:

-Fui con  mi marido, expresamente se lo pedí, me interesaba mucho hasta donde no deseo ser ese ejemplo. Me considero y reivindico el feminismo, no existe manual de buena esposa, existe la igualdad.

- Siento  no estar muy de acuerdo, todas seguimos un patrón de actuación con nuestra pareja, salpimentado por muchos manuales e influencias que parten de la infancia y según tus circunstancia, van evolucionando, cierto es, que soy absoluta defensora de la intimidad de cada ser,  de su identidad y dignidad como persona, es UNO + UNO.


- No, no, la pareja debe tener tal conexión y responsabilidad con el otro, que todo verse en función de DOS y no halla secretos, ni  tiempos independientes para cada uno, esos momentos de haberlos serian triviales y sólo por motivos de trabajo habrá separación, involucrándote cuanto puedas también en su agenda laboral, conocimiento de clientes, horarios  etc etc, abarcar cada momento de su vida, al igual que él contigo, tener la libertad de hacer cuantas llamadas requiera yo hacer, no soporto no saber donde y con quien está, no soporto no ser YO lo primero para él, yo le amo,  es mi marido, no soporto que él no haga lo mismo conmigo.

- Amar es  como la  fé, es la certeza, lo que no se ve, la convicción de lo que no espera;  “aquí lo dejo, ella es la anfitriona y no debo contrariarla  en demasía”, dejo a su elección la libre interpretación de mi creencia.
El sonido del timbre de la puerta nos interrumpe, “bien, ya tengo más o menos creado el perfil de ella, creo no me será difícil conducirla”.

Mientras me deja en espera observo una vitrina allá en un rincón alejado, con curiosidad me acerco y veo un fabuloso libro de Herman Hesse, editado en 1927 El Lobo estepario versión alemana. Primero sumamente sorprendida, luego,  paso a la incredulidad, no me explico como esta mujer tiene un tesoro de esta índole “¿valorará lo que posee?, ¿será un regalo?”, intento levantar el cristal pero la vitrina esta cerrada. Sonrío “obvio, es suyo”, 

Con celeridad alejo este descubrimiento de mi mente y me preparo a esa reunión donde pretendo hacerme una cartera de clientes, además de otro fin. Con un perfil similar al de la anfitriona, en cuanto a un nivel económico que nos les viene de cuna y presupongo afinidad de ideas, y en mi solo parece coincidir la edad, pasamos todas de los 50 años.

Ya, todas han elegido y bromeado sobre su adquisición.

No he contemplado la posibilidad de repartir entradas sobre la obra, es de mal gusto, voy dejando ese tarjetón para ser lo último que guarde y dar libre opción a que sean ellas las que me pidan, o bien terminar con una conversación sobre literatura, darle un sello final de distinción a las protagonistas y sobre todo a la anfitriona.

Conducía, deseando llegar a mi descanso, un apartamento donde nada material me faltaba, el lugar en el cual te puedes DESNUDAR por completo.

Según el cansancio o premura que necesite para conciliar mente alma y cuerpo; la respiración se sincronizará con la quietud y silencio, mientras “ese piloto automático”   realiza los  rituales nocturnos, tus pensamientos adquieren un ritmo lento, lentísimo.




Aprendí, no con gusto, por cierto, que,  de nada eres propietario, salvo de la actitud ante la vida, siempre que estés cuerdo.

Unos spaguettis carbonara  y un vaso de agua, no encendí la tv., repase la tarde, con todos los detalles que había observado con tantísimo interés, e incidí como siempre “no juzgues” , “¿Quién eres tú, para emitir un juicio sobre ella u otras mujeres?, ¿para dudar si merece o no tener un libro tan preciado? Y , preciado o apreciado, ¿en base a que?.
Lo he releído  en edición de bolsillo, cuantas veces se me apeteció desde aquellos 16 años, en que como muchos otros  descubrí. La portada, el año de edición etc. No tienen valor para el interior, es EL CONTENIDO el que hace mella en tu idiosincrasia.


El no tener, el no querer propietario de mi ser, el pensar en una entrega recíproca voluntaria. Con la consciencia que deseas de ese otro ser,  un amor  desprendido, como esas afortunadas madres,  que agradecen y respetan la compañía de sus hijos en encuentros esporádicos o no, de esos hijos independientes que vienen a ti por libre elección.


Si, se lo tenía que contar, sin duda alguna, le felicitaría por los detalles de delicadeza, inteligencia, feminidad, buen gusto, por su amor hacia él, las veces que le mencionó   con cariño, admiración, compartiendo con todas nosotras lo mucho que le valoraba.

En algún encuentro con él, antes o después de que me eleve a la dicha por su compañía,  sus abrazos, caricias, besos  y nuestro sexo.

Le felicitaría por su mujer.


Autora.
 tRamos

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